El turismo se ha convertido en una de las actividades más relevantes de la economía nacional. Muchas ciudades han visto en esta actividad una incesante fuente de beneficios. Por ejemplo, el alquiler tradicional ha ido perdiendo fuerza, ya que muchos propietarios han visto que se gana más dinero ofreciendo pisos a turistas mediante portales como Airbnb. Es así como empieza a cambiar el paisaje de los barrios: los negocios alrededor de ese piso se vuelcan al turismo, y las personas residentes en ese barrio se ven forzadas a reinstalarse en otras zonas de la ciudad debido al incremento de los precios. De esta manera, en el barrio se va creando una no-comunidad, personas que están de paso, destrozando todo el tejido socio-cultural de la zona.
Este proceso viene recogido en dos conceptos: la turistificación y la gentrificación. La turistificación es el impacto que tiene la masificación turística en el tejido comercial y social de determinados barrios o ciudades, haciendo que se revaloricen. Por otro lado, la gentrificación es el proceso de expulsión de la población de barrios que se revalorizan por una inyección de capital público o privado.
AirBnB en Granada
Debido a toda la polémica relacionada, vamos a mostrar cómo ha evolucionado Airbnb en una de las ciudades más turísticas de nuestro territorio: Granada.
Como observamos en el mapa (Figura 1), el primer apartamento en esta plataforma se ofreció en 2010 y a partir de entonces, el número de Airbnb-apartamentos o Airbnb-habitaciones se ha ido reproduciendo por la ciudad como una plaga. Por ejemplo, en 2016 la oferta creció en un 105,42 % respecto a 2015.
Observando la presencia por área, observamos que los barrios que más ofertas sufren son lógicamente los más céntricos y turísticos, es decir, Centro y Albayzin.
Al estudiar el tipo de oferta por barrio (Figura 2), nos encontramos con que los barrios céntricos disponen de una mayor oferta en apartamentos completos (70 % y 67 % en Centro y Albayzin respectivamente). Por otro lado, en los barrios más humildes predominan las habitaciones privadas o compartidas (Figura 3).
Si analizamos las personas que ofrecen su habitación o apartamento en la plataforma, observamos cómo un 28.73 % del total tiene 3 o más ofertas en la web. Es más, 10 personas tienen entre 10 y 16 ofertas. Está claro que se han encontrado con un nueva manera de enriquecerse: la ganancia que obtienen gracias a este portal puede llegar a ser más del doble que ofreciendo un alquiler tradicional (una media de 3.273 € al mes para apartamentos de 1 habitación). Todo ello, a costa de transformar los barrios más céntricos en parques temáticos del turismo.
Analizando la localización de los apartamentos de los 10 usuarios con más anuncios, observamos que todos se distribuyen en el centro y además, la distancia entre los apartamentos de un mismo usuario suele ser pequeña (Figura 4). En algunos casos, parece hasta tener en un mismo edificio diferentes apartamentos, lo que los convertiría en hoteles camuflados. En ninguna de las descripciones de sus anuncios se encuentra información sobre la licencia turística.
Una de las críticas que se le hace a Airbnb está relacionada con el tema de los impuestos. Los ingresos de esta compañía vienen de las comisiones que cobran tanto a propietarios/as (3 %) como a huéspedes (10 – 18 %). Por un lado, Airbnb tributa todos sus ingresos en el Irlanda, por lo que los beneficios generados en España viajan allí. Otra de las críticas es el hecho que muchas personas utilizan la plataforma como un modelo lucrativo a gran escala, llegando a ofrecer más de 10 apartamentos, de los cuáles no pagan un solo impuesto.
Este análisis nos muestra como Airbnb está arrasando la ciudad de Granada: en dos años se ha duplicado el número de pisos ofertados en esta plataforma, más de un 60% de la oferta son apartamentos enteros. Además, en algunos casos los anuncios se asemejan a servicios de hotel, llegando incluso a publicitarse como tal.
En algunas ciudades como Madrid o Barcelona, los ayuntamientos han empezado a multar esta plataforma por ofertar pisos turísticos ilegales. Además, son muchas las asociaciones vecinales que se han organizado para denunciar este hecho. Por ejemplo, los vecinos del barrio de Lavapiés en Madrid han creado unas jornadas para crear soluciones (https://lavapiesdondevas.wordpress.com/). Además, la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, presentó este pasado verano una medida para que las comunidades de vecinos veten este tipo de pisos. A pesar que la Administración de Granada no se ha posicionado aún, algunos vecinos de los barrios más turistificados han empezado a organizarse para denunciar este hecho, como el proyecto Ajuntamiento Albayzin.
Agradecimientos a @juanjocerero.